
Estudiantes de La Plata le ganó 2 a 1 a Cruzeiro en el Mineirao y se consagró campeón de la Copa Libertadores de América por cuarta vez en su historia.
Las lágrimas de Verón, genuinas, desde el alma, contagiosas, sintetizan la gran hazaña que logró hace minutos el equipo platense.
La Brujita había declarado que cambiaba todos los títulos que había logrado a lo largo de toda su carrera por ganar la Libertadores con Estudiantes. Con su Estudiantes. Y lo logró. Pero no como una figura decorativa sino como partícipe necesario de la hazaña. Porque además de un despliegue notable durante los 90 minutos en Brasil, metió uno de sus clásicos cambios de frente para que Cellay desborde, envíe el centro y la Gata Fernández establezca el 1 a 1 cuando el estadio hervía. Y fue el autor del centro que Boselli conectó para clavar el 2 a 1 final. Por todo eso, Verón fue consagrado como el mejor jugador del partido.
Pero sería injusto destacar sólo a la Brujita, más allá de que su categoría, su espíritu de lucha, su sed de revancha y su indiscutible amor por la camiseta son como una especie de imán a la hora de elogiarlo. Estudiantes demostró ser un gran equipo. Desde la seguridad que transmite Andujar hasta la eficacia de Boselli, pasando por un sorprendentemente acoplado Schiavi, un Cellay que jugó un partidazo, un Desábato y un Ré que jugaron con los dientes apretados, un Enzo Pérez y un Rodrigo Braña que la pisaron cuando se podía, y que pelearon cada bola como la última siempre, un Leandro Benítez a la altura de las circunstancias, y unos Gata Fernández y Mauro Boselli, quienes, cada uno con un gol, fueron fundamentales para esta gesta.
Se hablaba en la previa de que Estudiantes sabía de hazañas. Y vaya que quedó demostrado una vez más. No sólo fue a Brasil con la aparente desventaja de haber empatado sin goles en La Plata, sino que se dio el lujo de ganarle a Cruzeiro en su estadio, algo que sólo pudieron 3 equipos en los últimos 60 partidos…
Estudiantes es un dignísimo campeón, que alzó la copa número 50 (curiosamente, en 1969 levantó la número 10), se consagró sin haber recibido goles en su estadio, que tuvo en Mauro Boselli al goleador del torneo (8) y que consagró, por si quedaban dudas, a Juan Sebastián Verón como el mejor jugador de América. Incluso, el técnico Alejandro Sabella (que se metió en la historia grande del club platense) fue más allá: «Es el jugador más preponderante de la historia de Estudiantes»
Sepa disculpar el lector, pero me permito el último párrafo para saludar desde este espacio a dos grandes amigos hinchas de Estudiantes: Lisandro Aronín y Diego Zandrino. Ambos, cada uno en momentos diversos de la vida, me contagiaron su pasión por el Pincha, y seguramente estarán celebrando muy merecidamente esta consagración con la poca voz que les debe quedar por estas horas. En ellos resumo el saludo a todos los hinchas del campeón de América.
Ahora, a pensar en Emiratos Árabes y en el Barcelona, en donde puede darse un choque genial entre Messi y Verón.
Pero ese será otro cantar.
¡Salud Estudiantes de La Plata!
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