La ilusión inicial le jugaba una pulseada difícil a la realidad.La esperanza de que de repente la Argentina juegue como un equipo era más fuerte que lo que había demostrado este grupo de futbolistas hasta aquí. Sin embargo, y lamentablemente, se dio la lógica.
Con un par de pinceladas, Brasil demostró el gran equipo que es, ganó con autoridad 3 a 1 en Rosario, prolongó a cuatro años su invicto ante su clásico rival y se clasificó para Sudáfrica 2010. Todo en una misma noche.
La actuación argentina fue otra vez frustrante. Se esperaba mucho de Lionel Messi en este partido. Jugaba por primera vez en su ciudad, ante su gente y nada menos que frente a Brasil. Era la gran noche para que la figura de Barcelona se plante y diga: «Señores, yo soy Messi, el mejor jugador del mundo».
Nada de eso ocurrió. Por el contrario, volvió a insistir con el egoísmo, con jugar para Deportivo Messi y con practicar tenis vestido de futbolista. Los pocos aciertos que tuvo fueron cuando jugó en equipo. Después del 0-2 (a los 30 de la primera parte) se escondió, al igual que en la final de la Copa América 2007, cuando el mismo rival ganó 3 a 0. Tal vez tenga revancha, pero la actuación de Messi de anoche fue frustrante. Nos han hecho creer que este muchacho es el mejor del mundo y que se lo puede comparar con Maradona, pero en realidad, si uno se descuida, hasta puede ser inferior a la mejor versión de Pablo Aimar…
Del otro lado, un inteligente Kaká, el verdadero mejor jugador del mundo, participó del juego muchísimo menos, pero fue determinante para el vencedor.
Sin responsabilidad en los goles, Mariano Andújar se recibió de arquero titular de esta selección. Estuvo atento y sacó un par de bolas más para evitar la hecatombe.
A pesar de las ganas que pusieron, no funcionó el intento de Maradona en defensa. La dupla ofensiva de Vélez es interesante, pero le faltan millas de vuelo. Para Otamendi y Domínguez, acostumbrados a marcar futbolistas del ámbito local, resultó demasiado intentar frenar a Kaká y a Luis Fabiano. Quedó demostrado que Demichelis es insustituíble en este esquema.
Lo de Zanetti fue aceptable en la primera parte, pero terminó enrredado en el barullo general. Por la izquierda, Heinze hizo lo que pudo en una posición que no le resulta cómoda, y sus desbordes en ataque terminaron en centros intrascendentes.
En el mediocampo, Maxi Rodríguez tuvo un flojísimo desempeño y salió en el entretiempo. La dupla Mascherano-Verón funcionó a medias. El ex River derrapó sobre el final, hundido en el nerviosismo general, mientras que la Bruja tuvo un despliegue notable que contradice a los que consideran que los mayores de 30 no están para la selección. Lejos de eso, el emblema del campeón de América tuvo su merecido reencuentro con la gente y se fue ovacionado del Gigante de Arroyito. Sin embargo, ambos perdieron en el duelo ante Kaká.
Lo de Jesús Dátolo es asombroso. Parecía un jugador con 50 partidos oficiales con la casaca albiceleste, pero era su debut como titular. Tuvo un rendimiento interesante, hizo olvidar a un Jonás Gutiérrez que no tiene nada de superlativo y coronó su buena noche con un golazo impresionante, que le dio ilusión de empate al equipo, aunque sólo por un minuto, hasta el tercero del visitante. Para las estadísticas, el ex Boca jugó poco más de un partido oficial (ingresó faltando poco en el amistoso ante Rusia) y clavó dos goles.
El otro punta fue Carlos Tevez. Sus ganas contagian, pero el Apache confunde pasión con barullo. Y la ecuación no da un resultado positivo. Encima, se come todos los amagues de Messi, cuando el volante de Barcelona encara y juega solo. Casi hace un golazo de taco al minuto de juego, pero no logró conectar el balón.
El ingreso de Sergio Agüero sirvió para demostrar que algunos jugadores carecen de hambre de gloria en esta selección. Sus caminatas, sus caritas y su falta de compromiso generan deseos de que Saviola la rompa en Benfica, que Crespo se canse de hacer goles en Genoa y que Higuaín tenga una chance. Junto a Messi, es otro que sigue en deuda con la celeste y blanca en partidos de mayores.
En el duelo de técnicos, Dunga demostró una mejor lectura del clásico. Fue práctico, esquemático y contundente, y se llevó la victoria y el pasaje al Mundial, un año después de que su labor se pusiera en duda en Brasil. Le tapó la boca a todos sus detractores. Y para los que hayan podido verlo, el de anoche fue un calco del último Uruguay-Brasil: Los charrúas dominaron la pelota, pero los pentacampeones ganaron 4 a 0.
Maradona sigue deambulando por el ámbito de la incentivación anímica. Juró que «A Brasil le ganamos», que «si ganamos en Rosario estamos en Sudáfrica» y que «Argentina va a ir al Mundial». Todo parece indicar que si se logra el pasaporte, será por ineficacia de los otros protagonistas que por mérito propio.
Gracias a las derrotas de Ecuador y Uruguay, la Argentina mantuvo el cuarto puesto en las posiciones. Es decir que, por ahora, la Argentina va al Mundial 2010 a pesar de Argentina.
El miércoles, en Paraguay, será otro partido clave para el conjunto albiceleste. Pero esa será otra historia.
En la previa hablábamos de que importaba más el cómo que el cuánto. Que lo importante era ver un equipo, aún cuando se perdiera. Anoche, Argentina volvió a defraudar y perdió claramente el clásico ante Brasil por 3 a 1. Y eso es lo único que importa, al menos hoy.