Por lo general, suele decirse que el partido lo juegan los futbolistas, y que el porcentaje de incidencia de un entrenador en el resultado es muy bajo.
Sin embargo, en este triangular quedó evidenciado que esto no siempre es así. A esta altura, ya no caben dudas de que, más allá de los enormes méritos de Boca, el partido del sábado lo pierde Miguel Angel Russo y lo gana Ischia, en varios momentos:
- Apenas se lesionan Forlín y Silvera, el DT de Boca manda a precalentar a Roncaglia. Russo, en cambio, se queda mirando, y le ruega al cielo que Silvera pueda seguir. Cuando los médicos le dicen que el Cuqui se va al hospital, el entrenador del Ciclón manda a la cancha a Chavez, totalmente frío. El resultado es sabido: a los 10 minutos, el reemplazante es reemplazado por un tirón, producto de su nula entrada en calor.
- Ante la paridad inesperada lograda por San Lorenzo, Ischia se juega una carta arriesgada: pone a Rodrigo Palacio, de flojo semestre por culpa de una pubialgia que no se rinde. El resultado: el delantero clava el fundamental 2-1 para Boca. Russo, mientras tanto, espera hasta el minuto 89 para sacar a Santiago Solari, extenuado desde los 20´ del segundo tiempo.
- Mientras Ischia le transmitió toda su tranquilidad,parsimonia y experiencia al equipo auriazul, Russo generó en sus futbolistas un nerviosismo inesperado. La gran actuación del miércoles ante Tigre hacía suponer que San Lorenzo iba a apoyarse en la historia para ganarle, una vez más, a Boca y dar la vuelta. Pero Bergessio luchó más que lo que jugó, Barrientos estuvo descontrolado desde el comienzo, Ledesma y Orión debieron irse expulsados, y sólo hubo dos rojasporque Baldassi tiene un perfil más conciliador que otros jueces. Todo eso fue producto de lo que le transmitió Miguel Angel Russo a sus jugadores. Tanto «llorar», declarar y decir que «nos van a robar», que «el triangular está arreglado», que «no tuvimos descanso» y otras pavadas, que los jugadores se lo creyeron y se olvidaron de jugar al fútbol (a excepción del extraordinario Solari), donde probablemente hubieran tenido más chance del consagrarse.
Así las cosas, el Apertura se definirá entre Ischia y Cagna, dos estrategas que se conocen muy bien. Quien disponga mejor las fichas de antemano y quien juegue mejor las cartas durante el juego se llevará el premio mayor.