El nombre de Emil Zatopec es, sin dudas, sinónimo de “Gloria olímpica”. Desde los 5.000 metros hasta la maratón dominó fácilmente las pruebas del fondo, en las que ganó cuatro medallas olímpicas de oro.
Zatopek nació el 19 de septiembre de 1922 en Koprivnice (Checoslovaquia). De su padre carpintero heredó el oficio, ya que trabajaba en una fábrica de zapatos cuando se convirtió en un corredor aficionado a los 18 años. Sólo cuatro años más tarde de que se despertara su pasión empezó a batir récords nacionales y en 1946, a los 24 años, salió quinto en los 5.000 metros de los campeonatos de Europa.
Ya con el título de mejor fondista mundial llegó a los Juegos de Londres, en 1948. Llegó segundo en los 5.000 metros, detrás del belga Gastón Reiff. Tres días más tarde, ganó los 10.000 metros y a partir de entonces todo el mundo comprendió que su esfuerzo en la última vuelta no tenía nada que ver con su agotamiento, sino que eran naturales en él.
En 1949 batió su primer récord del mundo al rebajar la plusmarca de 10.000 metros hasta 29’28”2. Desde entonces y hasta 1955, mejoraría 16 récords mundiales entre los 5 kilómetros y los 30 kilómetros. Dejó la plusmarca de 5.000 en 13’57”2; el de 6 millas lo llevó de 28’08”4 a 27’59”2; el de 10.000, de 29’28”2 a 28’54”2, convirtiéndose en el primer hombre en bajar de los 29 minutos, entre otros.
Su gran triunfo llegó en Helsinki, en 1952, al vencer los 5.000 metros y los 10.000 metros, con récords olímpicos y superando en ambas pruebas al francés Alain Mimoun. Finalmente, ganó la maratón con más de dos minutos de ventaja sobre el argentino Reinaldo Gorno.
Ese mismo año conoció a Dana Zatopkova, ganadora del lanzamiento de disco y nacida el mismo día que él, con quien se casaría tiempo después.
En Melbourne´56, con 34 años sobre sus espaldas, tuvo un desfallecimiento en la maratón y sólo pudo quedar sexto. Esa fue su despedida de los Juegos Olímpicos, donde dejó una huella más que importante.
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